Un buen día el sol se vio cubierto de nubes… no podía ver nada !!, solamente veía distintos tonos de grises a su alrededor y bien lejos podía adivinar que estaba el arcoiris con unos tenues colores.
El sol necesitaba llegar a los árboles, a las flores, a los lagos…
- Que voy a hacer? – se preguntaba una y otra vez mientras soplaba a las nubes pero ellas no se movían.
Preocupado decidió pedirle ayuda a unos bichitos que se encontraban en la cima de una montaña, quienes muy alegres chapoteaban entre las primeras gotas de lluvia y jugaban a la rayuela.
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Bichitos, por favor, me podrían ayudar? – les dijo el sol
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El … sol… ! – dijeron a coro realmente sorprendidos - Nos habla el sol – repetían los bichitos sin salir de su asombro
El sol les contó su problema y los bichitos escucharon atentamente. Luego se pusieron en ronda a debatir y estaban decididos a encontrar una solución para ayudarlo. Llamaron luego a más bichitos amigos y se pusieron a armar un plan.
De golpe de entre todos los bichitos se escucho una voz que dijo “ cadenas!!! “…, al parecer habían llegado a una idea, tenían la solución.
Los bichitos empezaron a tomarse de las manos armando una cadena, una gran cadena que iba desde el sol hasta unas flores que miraban ansiosas el cielo.
El sol empezó a pasar uno de sus rayos a través de dicha cadena y rápidamente llego a las flores aunque no pudiese verlas. De la misma manera, a través de largas cadenas de bichitos tomados firmemente de las manos, el sol paso una y otra vez sus rayos, llegando a todos los rincones de la tierra, a los árboles, campos y lagos.
Cuando terminaron el trabajo ya se había hecho de noche, estaban todos los bichitos muy felices de haber podido ayudar al sol y cuando se soltaron de las manos, en el medio de la oscuridad, vieron algo sorprendente !, podían brillar en medio de la noche !, el sol, al pasar los rayos a través de ellos, les había dejado luz!, ya no eran bichitos comunes, ahora eran bichitos de luz.
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