Clotilde, la pulga solitaria

Había una vez una pulga que vivía en perrito llamado Socrates, un golden retriever quien todavía era un cachorro.

A Clotilde, nuestra pulga, le encantaba su vida a bordo de Socrates, solía caminar por todo el lomo del perrito jugando entre la suave melena dorada que la rodeaba.

A Socrates lo cuidaban muy bien y Clotilde sentía que todos los mimos, baños de espuma y paseos eran para ella también. Nunca sentía frío.

De vez en cuando llevaban al perrito al veterinario, Clotilde sabia donde esconderse, había un lunar detrás de la oreja de Socrates que nunca revisaban.

Un buen día, estando Socrates en el veterinario, Clotilde vio una luz brillante, parecía un plato volador … - un helicóptero ? – llego a preguntarse la pulguita cuando de golpe todo se puso oscuro… lo próximo que vio fue un tarron de azucar que estaba exactamente al lado de ella.

Que paso? – Repetía Clotilde un poco asustada… y en ese momento, desde donde estaba parada, entendió todo. 

No había sido un helicóptero ni una nave espacial, lo que vio fue una lupa, el veterinario la había encontrado !, en ese momento se corto la luz, … - ese corte de luz me salvo la vida – pensó Clotilde y decidió salir corriendo antes de que el veterinario tomara el café y la viera cerca del tarron de azúcar.

Corrió rápidamente y se subió a un caniche que estaba saliendo de la veterinaria, el perrito era muy incomodo, los rulos la molestaban !, así que decidió cambiar y pego un salto muy alto cayendo sobre un setter.

Los setter no paran de correr, sobretodo en los parques, que mareo sentía Clotilde !, estaba tan mareada que cuando el seter cambio de dirección se cayo!.

Estaba Clotilde sentada en el medio de la calle cuando vio un cartel que decía “ El gran Leopoldo y su circo de pulgas” … ahí se dirigió. Que alegría sintió Clotilde cuando se encontró con pulguitas iguales a ella!!, a partir de ese día empezó a trabajar en el circo y sus compañeros de viaje llegaron a ser su gran familia.

Crea tu propia página web con Webador